Capítulo 6: Repentino

Sumika estaba volviendo a su casa. Era casi la hora de comer y debía reunirse con Kazama para comer con ella.

“Tengo algo de comida pre-cocinada en la nevera, así haremos comida en tan sólo poco tiempo.” Pensó Sumika “Pero además, tengo que vigilar de que yo no cometa ninguna estupidez si no quiero perder la amistad que tengo con Kazama...”

En ese momento, los pensamientos de Sumika fueron interrumpidos por un pequeño choque contra una persona que iba al lado opuesto.

“¡Ay, perdona...!” Sumika se disculpó.

En cuento Sumika levantó la vista hacia esa persona, se dio cuenta que ésta era un compañero del instituto de Sumika...

“¿Murasame-san?”

“¡Anda, Akemiya-kun!” Sumika reconoció al chico con quien chocó.

“¡Cuánto tiempo sin verte, Murasame-san!” Akemiya exclamó contento “¿Qué tal estás?”

“Pues muy bien, acabo de encontrar trabajo.”

Akemiya miró un momento el yo-yo que Sumika llevaba en la mano “¿Fabricante de yo-yos? Veo que eso es un poco costoso, ¿no necesitas ayuda?”

“¡Ah, no es eso! Una amiga me dio esto para ayudarme a relajar en días agotadores.” Sumika se metió el yo-yo en un bolsillo de su pantalón.

“Ay... Yo y mis prejuicios...” Akemiya se llevó la mano a la cara como muestra de frustración.

“No pasa nada, Akemiya-kun. Todos cometemos errores.” Sumika le animó.

“Oye, Murasame-san, ¿estás ocupada esta tarde?” La repentina pregunta de Akemiya cambió la atmósfera de la conversación.

“Pues... Quizás, no lo sé. ¿Por qué?”

“¿Es posible que podemos quedar a las 7 en el parque?”

“¿A las 7 de la tarde? Bueno... creo que sí, supongo. ¿Para qué?”

“Es para pedirte un pequeño favor...”

“¿Y por qué no me lo pides ahora? Así se hará antes.”

“Pero es que tiene que ser esta tarde.” Akemiya se estaba poniendo nervioso.

Sumika comenzó a pensar seriamente en su respuesta... “¿Por qué tiene que ser esta tarde a las 7? Nunca había hecho un favor que sea a una hora por delante. De todas formas, por el comportamiento de Akemiya-kun se nota que tiene que ser importante... Tendré que acceder a su petición. Quién sabe, puede que hasta sea beneficioso para mí también...”

“De acuerdo, quedamos a las 7 en el parque.” Sumika decidió.

“Gracias, Murasame-san, de verdad...”Akemiya dijo.

“Escucha, tengo algo de prisa, quedamos entonces a dicha hora en el parque, ¿vale?” Sumika repitió.

“Vale. ¡Hasta pronto, Murasame-san!”

“¡Adiós, Akemiya!”

Tan pronto como acababan la conversación, Akemiya y Sumika se distanciaron para ir a sus respectivos destinos.

Un poco más tarde, Sumika llegó a su casa, aunque no podía evitar quedarse inquieta con la futura conversación que iba a tener con Akemiya. “¿De qué podría tratarse ese favor?” Pensó constantemente Sumika.

Al abrir la puerta principal, Sumika entró en su hogar dulce hogar y cerró la puerta.

“¡Ya he vuelto!” Sumika exclamó.

“¡Hola, Sumi-chan!” La voz de Kazama se escuchaba desde la cocina.

Al escuchar dicha voz, Sumika se dirigió a donde Kazama estaba: en la cocina. Vio que estaba cocinando algo.

“¡Anda, estás cocinando!” Sumika se quedaba un poco sorprendida, no esperaba encontrarse a Kazama cocinando en su propia casa, aunque la idea estaba siendo de su agrado “¡Qué bien huele! ¿Qué es?”

“Bolas de arroz. Estarán tiernas en unos 10 minutos.” Kazama respondió, sin dejar de prestar atención a lo que estaba haciendo “¿Y tú qué tal con el trabajo, Sumi-chan?”

“No estaban los padres para hablar conmigo, pero me imagino que volverán esta noche y me llamarán de nuevo.”

“Tranquila Sumi-chan, estoy segura de que todo saldrá bien.”

“Bueno, no he dicho que esto vaya a salir mal, pero gracias por animarme de todas formas.”

“De nada, Sumi-chan.”

“¿Necesitas ayuda, Kazama?”

“Sólo un poco: ¿podrías preparar la mesa?”

“Muy bien.”

Sumika cogió de un cajón los cubiertos, luego cogió unos cuantos platos y servilletas y los puso en la mesa del comedor adecuadamente. Volvió a la cocina, llenó dos vasos de agua y los dejó en la mesa del comedor. Mientras hacía todo eso, Sumika estaba teniendo el siguiente pensamiento:

“Un segundo... Kazama y yo nos estamos comportando como si fuéramos una pareja matrimonial... Ella está haciendo la comida, y yo la estoy ayudando... Además, ella cocina mejor que yo y... ¡Venga, Sumika, ya basta! No pienses “esas cosas” de nuevo...” Cuando Sumika ya había terminado de preparar la mesa: “Vale, ahora dile a Kazama que has hecho la mesa, luego ve a tu habitación y juega un poco con el yo-yo. Eso harás, todo sea para evitar el estrés.”

Sumika, al terminar, fue a la cocina para avisar a Kazama:

“Bueno, ya he terminado, Kazama.”

“Gracias, Sumi-chan.”

“Voy a mi habitación a hacer una cosita. Ahora vuelvo, ¿sí?”

“Muy bien, la comida estará lista dentro de nada.”

“Vale.”

Sumika se dirigió a su habitación, cogió su recién yo-yo y comenzó a jugar con él, moviéndolo hacia arriba y hacia abajo alternativamente.

“Oye, ¡pues esto no está tan mal!” Pensó Sumika “¡Qué gran invento el yo-yo! Ahora mismo me está ayudando a relajarme.”

Al rato después, la voz de Kazama se escuchó: “¡Sumi-chan, es hora de comer!”

“¡De acuerdo, ya voy!” Sumika dejó el yo-yo en su escritorio y se dirigió hacia el comedor. En la mesa estaban las bolitas de arroz, las servilletas, los vasos de agua... vamos, lo normal en una comida.

“¡Que aproveche!” Kazama exclamó.

“¡Que aproveche!” Sumika exclamó también.

Mucho más tarde (y mucho después de comer), Sumika estaba leyendo un libro, al igual que Kazama y en la misma habitación. De vez en cuando charlaban para animar el ambiente silencioso y caluroso, aunque sólo fuera un poco.

De pronto, Sumika vio en su reloj que eran las 6:40 de la tarde, y a las 7 tenía que quedar con Akemiya. De inmediato se levantó de la silla del escritorio.

“Kazama, acabo de recordar que tengo que hacer un recado; no tardaré, ¿vale?” Sumika dijo.

“¿Eh? ¿Te vas afuera?” Kazama preguntó para asegurarse.

“Sí, tengo que hacer un pequeño favor, pero seré breve, ¿sí?”

“Claro, Sumi-chan. Yo me quedaré aquí.”

En ese momento, Sumika se estaba dirigiendo hacia la entrada para ponerse las zapatillas “¡Vuelvo enseguida, hasta luego!”

“¡Hasta luego, Sumi-chan!”

Sumika salió de casa, y se puso en camino hacia el parque, donde Akemiya y ella quedaron. Mientras hacía el recorrido, ella tuvo un pensamiento en constante:

“¿Por qué Akemiya quedó conmigo así tan repentinamente, después de unos meses sin vernos? No se me ocurre ningún motivo para hacer eso, sinceramente... Bueno, chica, concéntrate en tu ruta, y piensa en respuestas de sus posibles preguntas...”

Después de unos 10 minutos, había llegado al parque y vio de lejos a Akemiya. Éste la saludó con la mano, y ella le devolvió el saludo también con la mano.

“¡Hola, Murasame-san!” Akemiya saludó.

“¿Qué hay, Akemiya-kun?” Sumika respondió.

“Pues bien, ¿y tú?”

“También bien. Ahora, ¿me puedes explicar el motivo por esta quedada?”

Al hacer esta pregunta, Sumika vio que Akemiya se puso algo nervioso.

“Bueno... Intenté decírtelo hace años... Desde que me pediste aquel favor de entrar en los vestuarios de los chicos...” Akemiya trató de explicarse.

(Nota del autor: referencia al capítulo 12 del anime)

“Sí, me acuerdo de eso... Aunque, bueno, lamento haberte dejado cuando estabas en problemas en esos vestuarios...” Sumika dijo.

“No pasa nada, Murasame-san. Ocurrió hace años y nos podemos reír de aquello.” Akemiya dijo de forma optimista.

“Ya... ¿Y qué más?”

Akemiya se estaba poniendo nervioso, y finalmente dijo lo siguiente:

“Vale, Murasame-san. No sé qué palabras tengo que decir para expresar mis sentimientos, así que seré directo. ¿Quieres salir conmigo?”